EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 12 – Agosto de 1999
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
El test extrañeza – credibilidad
Una herramienta importante para el ufólogo
Fernando J. Téllez
Guadalajara – México
Uno de los problemas con los que se enfrenta un investigador OVNI es el de realizar una correcta evaluación de un caso, por lo cual se requiere de tener herramientas que nos aproximen a los hechos reales.
El fenómeno OVNI tiene dos componentes: el objetivo y el subjetivo. El objetivo es el aparato, el objeto, los humanoides, vistos y que son los elementos de la experiencia OVNI a evaluar. Y el subjetivo, es lo que nos dice el testigo qué vio, qué sintió, qué le hicieron... y exactamente ahí está el problema.
Cuándo el testigo nos da su testimonio, nos da su opinión, su apreciación, su verdad y a veces ésta no se acerca a la realidad de lo hechos ¿ por qué? La experiencia OVNI es por lo general una vivencia impactante, sobre todo si hablamos de casos de Encuentros Cercanos o de Abducción. Un testigo al estar viviendo esta cercanía con el fenómeno, se ve afectado por sentimientos como el miedo, el terror, el pánico están presentes en ese momento, como también el instinto de conservación se activa, porque el testigo está viviendo una experiencia desconocida, es decir, es una persona "normal" que vive una experiencia "anormal" que en la mayoría de los casos lo va a dejar marcado de por vida. Y todo esto se quiera o no, afecta, modifica y altera su percepción de lo que recibe a través de sus sentidos, dando como consecuencia que algunos de los datos como: características del objeto, evoluciones, apariencia de los tripulantes OVNI (si fueron observados) sean alterados por razones de "naturaleza humana". No digamos en casos de abducción, en donde la experiencia en dramáticamente traumática.
Ante tal situación, la evaluación de la experiencia OVNI se complica, pero, debemos de ser positivos y tomar herramientas que otros investigadores pioneros del fenómeno nos han dejado como su legado.
El investigador OVNI español, Alberto Adell Sabatés, que formó parte del panel de consultores del Centro de Estudios Interplanetarios de Barcelona, España, publicó en la revista Stendek (órgano informativo de este centro) número 16 correspondiente a junio de 1974, un artículo que lleva como título Test de Extrañeza – Credibilidad, en donde propone una herramienta que nos llegue a auxiliar para el entendimiento de una experiencia OVNI.
El Test de Extrañeza – Credibilidad, se plantea dentro de un plano cartesiano en donde el eje de las "x" corresponde a la Credibilidad y se identifica por la letra griega Pi, y el eje de las "y" es para la Extrañeza, que se identifica con la letra griega Sigma. Ambos ejes de dividen en diez puntos. Un caso que obtenga la máxima puntuación en la Extrañeza y Credibilidad, nos hablaría de un caso virtualmente real.
Analicemos los diez puntos que son considerados en la Extrañeza:
Ahora analicemos los diez puntos que son considerados en la Credibilidad:
Este es el Test Extrañeza – Credibilidad, que no es una prueba infalible, es una herramienta que le sirve al investigador OVNI para saber hacia adonde apunta el caso, en cuanto al objeto observado como del observador. Consideramos que la actitud del encuestador deber ser sistemáticamente escéptica para descubrir la verdad, y la más pequeña traza de duda debe reflejarse en su valoración.
Junto al diagrama, se deberá anexar un informe detallado sobre las opiniones del investigador OVNI sobre los diferentes puntos del caso, que servirá a otros investigadores para compararlos con otros casos sucedidos en otras partes del mundo, por lo cual la importancia de una seria y objetiva investigación es vital para el progreso de la ufología mundial.
Fenómenos OVNI en Necochea
Un cigarro volador sobrevoló por sobre una aeronave del aeroclub necochense y sobre un barco encallado
Guillermo Daniel Giménez
Necochea – Argentina
El martes 17 de abril de 1990, un gran temporal de viento y lluvia azotó la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires, Argentina, principalmente en la región sudeste de la misma. La ciudad de Necochea sufrió grandes destrozos debido a los imponentes vientos que alcanzaron a las 06 de la mañana los 200 km. por hora. Esto provocó destrozos importantes en edificios, caídas de árboles, etc. Hasta lamentablemente la pérdida de vidas humanas debido a la desaparición de las pequeñas lanchas pesqueras que se encontraban en la costa.
Frente a la ciudad de Necochea se hallaba el buque de bandera chipriota "Adamastos" aguardando para ingresar a Puerto Quequén donde iba a cargar 25 mil toneladas de maíz. Pero debido al gran temporal el buque carguero encalló a unos 150 metros de la costa, a la altura del balneario Costa Bonita de Quequén. La historia de barcos encallados en nuestras costas es ya una constante a través del tiempo, que históricamente vararon como consecuencia de violentos temporales. Cabe acotar que el "Adamastos" tiene 176,94 metros de eslora, 25,07 de manga y un puntual de 14,20 metros.
Esta situación deriva en un nuevo paseo, casi obligado, de todos los vecinos de Necochea, Quequén y la zona.
Pero, como bien lo relata el periódico ECOS DIARIOS en su edición del domingo 29 de abril, el "Adamastos" no sólo será recordado por engrosar el número de barcos encallados en nuestras costas, sino también porque mientras un avión giraba sobre el carguero para captar fotografías aéreas, apareció arriba de la aeronave un OVNI, el clásico "cigarro volador".
"Apareció tan de sorpresa, como fue su desaparición". Era de color plateado, desplazándose a regular velocidad, aunque constante.
Se trató de un gran cilindro que "sobre el avión daba la sensación que era del mismo tamaño que la aeronave". Sobrevoló por algunos instantes para "después internarse en el mar, en dirección Sur, hasta desaparecer de la vista".
El matrimonio integrado por Stella Maris Perviú y Jorge Enrique Gondo, al igual que muchos otros vecinos, eligieron el "Adamastos" como paseo. Instalaron su Ford Taunus – alrededor de las 17:00 hs – frente al encallado barco para observar las maniobras que realizaban aquellos que tienen por misión lograr la desvaradura del carguero, que tenía como previsto amarrar en el giro seis de Puerto Quequén y llenar sus bodegas con maíz.
Jorge Gondo es piloto de avión e integrante del Aeroclub de Necochea, por lo que se sintió atraído al observar un "Cessna 152" biplaza que sobrevolaba sobre el "Adamastos". Al reconocer la máquina, Gondo realizó algunas señas de luces "para saludar al piloto".
El "Cessna 152" continuó durante varios minutos volando en giros arriba del "Adamastos". Luego se supo que sus ocupantes estuvieron sacando fotografías aéreas.
"En determinado momento le dije a mi marido, mirá anda otro avión" arriba del Cessna, sostuvo la señora de Gondo. Pero grande fue su sorpresa cuando el matrimonio advirtió que en realidad se trataba de otra cosa, que se suponía era un OVNI.
La señora de Gondo dijo que "lo que yo vi era un gran cilindro, muy plateado. Algo así como un cigarrillo pero enorme, me dio la sensación que por lo menos del tamaño del avión".
Luego de explicar que se desplazaba de Norte a Sur, sostuvo que "se desplazaba muy lento, pero constante, sin producir ningún tipo de ruidos... Pasó sobre el avión, y luego continuó hacia el Sur, hasta que lo perdimos de vista".
Los pilotos no lo advirtieron
El Cessna 152 era piloteado por los necochenses Marcelo Eduardo Lisotti, a quien acompañaba como copiloto Susana Madsen, pero ellos no se enteraron de nada, pese a que "pasó sobre nuestras cabezas".
Ocurre que Gondo abandonó velozmente el paseo, y desde su domicilio habló por teléfono al Aeroclub General de Necochea contando lo ocurrido sobre "el 152", como se la conoce a la aeronave biplaza.
Piloto y copiloto fueron los primeros sorprendidos. "Sobrevolábamos a unos 200 pies (600 metros) buscando obtener buenas fotografías del barco, y estábamos tan compenetrados en ese tema que no se nos ocurrió mirar hacia arriba. Además no escuchamos ningún ruido que nos llamara la atención", dijo Lisotti.
¿Otro avistamiento?
No obstante, otro piloto necochense, Leonardo Ruggiero, también pudo ser protagonista de otro avistamiento.
"Pensé en principio que se trataría del reflejo del ‘Cessna 152’, pero cuando me pasó la posición me di cuenta que no podía ser", dijo el piloto de un "Pipper PA 12", que a ese mismo horario se disponía a aterrizar.
"Es normal – explicó Ruggiero – que antes de descender se pida la posición de los demás aviones que están volando en la zona".
Continuó diciendo que "vi un reflejo a un costado de mi avión, pero no presté atención porque pensé que podría ser producto de los rayos del Sol sobre los vidrios del ‘152’, pero cuando le pedí la posición me di cuenta que NO PODIA SER porque estaba mucho más alejado".
Señaló después que "no sé de qué se trataría. Ni siquiera puedo decir que fue un objeto, pero al enterarme lo que habían visto en el sector del barco, tal vez se trate de lo mismo, un OVNI".
Nuevos avistamientos
El sábado 19 de mayo de 1990, numeroso necochenses, ubicados principalmente en el centro mismo de la ciudad, vieron el desplazamiento de un gran objeto circular sobre la ciudad, que al cabo de unos instantes se detuvo para realizar diversos tipos de movimientos y luego elevarse para perderse de vista. El OVNI era de color rojo y blanco. Asimismo, otras personas ubicadas en el sector de la playa vieron el desplazamiento de otro OVNI.
Cabe acotar, que ese mismo día, es observada una flotilla de Objetos Voladores No Identificados en la vecina ciudad de Tres Arroyos, teniendo como testigos a gran parte de la población.
Como vemos, la actividad OVNI en la ciudad de Necochea y zona, continúa.
El increíble caso del hombre que se "derritió"
(Primera parte)
Pablo Villarrubia Mauso
Madrid – España
En 1946, cerca de un año antes del famoso incidente en el monte Rainer (EEUU) que proclamó el inicio de la era moderna de los OVNIs, un campesino moría de forma atroz en la zona rural de Brasil. Una extraña luz condujo, en pocas horas, a João Prestes Filho a la muerte a causa de intensas quemaduras según algunos testigos, o por el desprendimiento de sus carnes dejando expuestos huesos y tendones, según otros. Pablo Villarrubia estuvo en Brasil para desvelar nuevos aspectos de este fascinante caso.
La respuesta para uno de los más desconcertantes y pavorosos casos de la historia mundial de la ufología empezó en el pequeño y apestoso hotel, el Minas Gerais, donde el historiador y ufólogo Cláudio Tsuyoshi Suenaga y yo nos habíamos hospedado para investigar varios ataques de supuestos chupa – cabras que actuaban en aquella región. Estábamos en el pueblo de São Roque, a 47 km. de la ciudad de São Paulo (Brasil) cuando mi compañero de habitación me alertó en medio del silencio de la noche sobre el hallazgo de una página de un periódico que había recogido en el interior de un mugriento cuarto de baño.
Entre el éxtasis y la emoción, atropellando las palabras, el joven nipo – brasileño me leyó el contenido de dicho periódico del 12 de abril de 1997: "Falleció el 06 de abril, en su residencia, en esta ciudad, el estimado Sr. Roque Prestes... con 91 años de edad... era hermano de João Prestes (fallecido)..." Para nuestro asombro, habíamos topado con la pista de los parientes de João Prestes Filho, el hombre que el 04 de marzo de 1946 murió de una forma totalmente atroz: tras ser atacado por una extraña luz, sus carnes empezaron a desgajarse a trozos de los huesos, especialmente de la mandíbula, pecho, manos, dedos, piernas y pies hasta consumir su vida en pocas horas. Algunos pedazos de carne quedaron colgando de los tendones ante el espanto de los testigos e impotencia de la víctima.
El Hotel Minas Gerais fue testigo de nuestro insomnio e intranquilidad hasta el amanecer, cuando contactamos vía telefónica con el hijo del fallecido Roque Prestes. En cuestión de minutos, y a paso acelerado, llegábamos a la sencilla residencia del sexagenario Luis Prestes, en la periferia del São Roque. Luis aún estaba enlutado por el reciente fallecimiento de su padre, Roque, un ex – soldado de la revolución constitucionalista de 1932.
"Hasta hace poco tiempo, antes de morir, mi padre recordaba el trágico fin de su hermano en aquel lejano año de 1946. Yo era pequeño, tenía unos 9 años, pero me acuerdo perfectamente lo que le pasó a mi tío João. Era semana de carnaval y João, que odiaba tales festividades decidió irse de pesca montado en su carroza. Él vivía en Araçariguama, un pueblecito cercano a tan sólo 7 km. de São Roque y, a la sazón, un lugar muy aislado y tranquilo. Mi tía se fue a las fiestas junto con los hijos y le dejó hecha la cena en su casa", nos reconstruía los hechos Luis Prestes ante nuestras miradas atentas.
"Yo estaba en Araçariguama cuando me dijeron que mi tío estaba moribundo en casa de un pariente. Quise entrar pero no me dejaron, pues era muy niño y me podía impresionar con el estado físico de João. Mi padre sí que habló con él y le contó que al volver a casa abrió la ventana y algo como un fuego o "antorcha de fuego" entró en el cuarto donde se encontraba. Se cayó al suelo y sintió que el cuerpo le ardía. Se enrolló en una manta y vino caminando más de dos kilómetros hasta la villa. Mi padre decía que João sólo estaba quemado de la cintura hacía arriba, a excepción de los cabellos. Yo llegué a ver a mi tío moribundo, cuando lo sacaban de la casa para llevárselo en un camión a Santana do Parnaíba, donde existía un hospital. Me acuerdo que estaba envuelto con unas sábanas ennegrecidas quizás por lo quemado del cuerpo. João murió antes de ingresar en el hospital", nos seguía contando Luis Prestes mientras gravábamos su testimonio.
"Se ha publicado en varios libros publicados en inglés, japonés y hasta en ruso que João Prestes murió de una manera atroz, cayéndose trozos de su cuerpo, como las orejas o la carne de los brazos. ¿Esto es cierto?", indagué. "No. Su apariencia, según mi padre que le acompañó al hospital, era realmente penosa, pero no llegaba a eso. Presentaba quemaduras graves por el cuerpo. La piel, carne, estaba oscura. No presentaba ninguna lesión corporal", nos reveló nuestro interlocutor cambiando parcialmente la historia que se había impreso en los libros y centenares de artículos publicados sobre el caso.
"Mi padre, que era sub – delegado de policía de Santana do Parnaíba, solicitó la colaboración de la policía científica para pesquisar el caso, pero no sé nada sobre los resultados. Lo cierto es que en la habitación donde João se encontraba cuando apareció el fuego nada se quemó. Tampoco tenía enemigos o alguien que le hiciera aquello. Aún moribundo dijo repetidas veces que había sido la luz su agresora y que era ‘cosa de otro mundo’", añadió nuestro interlocutor. Un dato nos hizo retomar la realidad con asombro. "En Araçariguama y región, en aquellos tiempos, se veían constantemente unas bolas de fuego que decían ser ‘assombraçoes’ (espantos). Algunos creían que procedía de la mina de oro que hoy en día está cerrada. Y sucedían otras cosas raras. Mi fallecido padre nos contaba que hacia 1922 pudo ver, junto con mi abuelo y un tío mío, un ‘lobisomem’ (hombre – lobo) por la noche. Mi tío le arrojó una piedra y le dio en la mano. Al día siguiente, un vecino apareció con la mano enfajada. Otras personas contaban casos semejantes", nos informaba Luis Prestes. En nuestras mentes se configuraba la idea de que Araçariguama y la región de São Roque podría ser una fantástica "zona ventana" por donde emergían una sorprendente cantidad y variedad de fenómenos anómalos.
La teoría parecía cuadrar con los subsiguientes datos que nos daría nuestro informante. "A Emiliano Prestes, también mi tío y hermano de João Prestes, le sucedió algo igualmente espeluznante. Algunos meses después de la trágica muerte de su hermano estaba caminando por un bosque de Araçariguama, en Agua Podre, el mismo donde surgió en 1922 el lobisomen y la luz que quemó a João, cuando se le apareció una antorcha de fuego en el aire. Emiliano, apavorado, se arrimó a una barranca cuando la cosa se le vino en cima. Lo único que pudo hacer fue arrodillarse y rezar por su vida. Nos contó que sintió un intenso calor pero, por suerte, la antorcha se apartó y desapareció", nos relataba Luis añadiendo más misterios a la lista de la región.
La "antorcha" o "bola de fuego" también fue vista en varias ocasiones por el padre de Luis, durante su juventud, objeto que asustaba a los caballos y caballeros que transitaban por las oscuras noches de Araçariguama para llegar a sus humildes casas campesinas. "Las luces se veían más entre las 3 y 4 horas de la madrugada, y eran tres o cuatro veces más grandes que la Luna. Las personas sentían el calor de las luces aunque estuvieran lejos. Se distanciaban a velocidades tremendas. Mi padre dejó de ir a las fiestas por la noche a causa de estas luces", recordaba Luis Prestes.
Otras agresiones
Antes de terminar la entrevista, satisfechos por los nuevos datos arrojadores de nuevas luces sobre el caso João Prestes y cuando no pensábamos añadir nada más a las informaciones prestadas, Luis Prestes nos dio una valiosa pista: la existencia de, posiblemente, el último testigo vivo de las postreras horas de vida de João. "Es un señor muy mayor pero muy lúcido y fuerte. Vive aquí cerca de mi barrio en São Roque. Esta es su dirección". Inmediatamente caminamos hasta la casa de Vergílio Francisco Alves. Cuando allí llegamos su hija nos comunicó que el padre estaba trabajando en el huerto enfrente de la casa, cortando con una hoz la maleza. Al cabo de un rato apareció Vergílio que, para nuestra sorpresa, nos mostró su carnet de identidad donde daba fe de sus 92 años de existencia con plena salud.
Sentado en el raído sofá de su sencilla casa, Vergílio nos contó que era primo segundo de João Prestes. "Yo nací y me crié en Araçariguama. Allí empecé a trabajar en la mina de oro de Morro Velho a los 15 ó 16 años. Había un ingeniero inglés que no sabía escribir mi nombre y me llamaba ‘garoto de ouro’ (niño de oro). Pero os cuento lo que sé sobre la horrible muerte de João. Fue en 1946 y era carnaval. Se fue a pescar cerca de allí, en el río Tietê, montado en su carroza, mientras que la esposa y los hijos se fueron a las festividades. Hacia tiempo seco, no llovía. Cuando regresó puso su caballo en el corral y le dio de comer maíz. Enseguida echó los peces en una cazuela y calentó en el horno a leña el agua para ducharse en una palangana. Cuando se cambió de ropa se le apareció, en un cuarto, una especie de rayo o luz amarilla que iluminó todo. João sintió que su cuerpo ardía y que la barba, aún corta, estaba quemada. Apavorado, y sin poder mover las manos, João levantó el pestiño de la puerta de salida de la casa con los dientes y se lanzó descalzo a la calle, pues nunca usaba calzado, corriendo más de dos kilómetros hasta llegar, a gritos, cerca de la iglesia de Araçariguama, a la casa de su hermana María. Allí se tiró a la cama y dijo que estaba quemado. Vino enseguida el comisario de la policía, João Malaquías, quién le dijo que no era para culpar a nadie por lo que le había sucedido pues, lo que le había atacado no era ‘cosa de este mundo’. Después empezó a tronar, tronar y cayó un fuerte lluvia...", esta parte del relato de Vergílio me recordó el caso Varginha, ocurrido en 1997, en Minas Gerais, cuando tras la aparición y supuesta captura de una o más criaturas supuestamente de origen extraterrestre, sucedió un violento aguacero como jamás se había visto en Varginha. En muchos casos "Fortianos" (en homenaje a Charles Fort, investigador de hechos insólitos), suelen ocurrir cambios importantes atmosféricos.
"Entonces, ¿usted vio a João Prestes cuando agonizaba?", le indagó Cláudio Suegana a Vergílio Alves. "Sí. Mi primo, Emiliano Prestes, era mi vecino, me llamó. Cuando llegué a casa de María, me encontré a João Malaquías, el comisario, hablando con João, éste tumbado en la cama y se le empezaba a trabar la lengua. Su piel, que era blanca, estaba tostada, medio rojiza, como si se hubiera asado. Lo más quemado eran las manos y el rostro. Las manos las tenía retorcidas. Su pelo no se quemó y tampoco sus pies ni las ropas. Sólo se quemó de la cintura hacia arriba. Los pies los tenía desollados por haber venido corriendo y pisado sobre piedras".
"¿En ningún momento usted vio que la carne de João se le cayera a pedazos?", le pregunté. "No, no. Tenía la piel y carne quemadas, pero no se le caían. Creo que fue cosa del boitatá, pues éste ya le había atacado anteriormente a João..." nos revelaba Vergílio. Cláudio y yo nos mirábamos con estupefacción ante la novedosa información del lúcido nonagenario.
"Cuéntenos esta otra agresión...", le dijimos casi al unísono. "Cuando João era tropero (conductor de ganado), aún muy joven vivía junto con el padre en Araçariguama. Un cierto día, al atardecer, cuando conducía los burros por un cerro, vio un fuego que cayó del cielo, una bola de fuego. Estaba cerca de una capilla, donde había una cruz, y sintió la bola pasando a su lado, y casi lo golpeó. João me contaba que allí, a veces, se veían diez o doce bolas que surgían en el cielo. Algunas eran rojizas, otras del color de la luna. A veces, cinco o seis caían al suelo y explotaban. La gente llamaba esas luces de boitatá..." seguía contándonos Vergílio. Abro un paréntesis para explicar que la palabra "boitátá" es de origen indígena y designaba misteriosas luces que solían perseguir y hasta matar a los nativos, según las crónicas coloniales portuguesas y los relatos del padre canario José de Anchieta en el siglo XVI.
El propio Vergílio fue testigo de la aparición de una de tales luces, que surgió por detrás de la montaña donde estaban las minas de oro y cayó en otro cerro, donde también siempre aparecen luces raras, el cerro de Saboão. "También llamábamos de ‘mãe do ouro’ (madre del oro) a esas bolas de fuego. También había el ‘lagarto de oro’, un fuego alargado que se movía en línea recta, despacio, sin hacer ruido".
La misteriosa mina de oro de Morro Velho está hoy por hoy abandonada. Allí, uno de los principales focos de apariciones de luces, vivió el general canadiense George Raston que fundó la mina en 1926 y fue cerrada a finales de los años 30.
Mientras comíamos algunos deliciosos plátanos cultivados por Vergílio en su finca, éste nos contaba que en Araçariguama se habían visto hombres – lobo, confirmándonos las informaciones facilitadas por Luis Prestes.
"¿Quién se llevó a João al hospital?", le pregunté a Vergílio para retomar y concluir nuestra entrevista sobre el caso.
"Malaquías, el comisario, se lo quería llevar a un hospital de São Paulo, pero la carretera estaba muy mal y se fueron hasta Santana do Parnaíba. Luego se le pidió una pesquisa a la policía técnica y no pudieron dar una respuesta para el suceso, sólo dijeron que no había nada quemado en la casa de João, pues algunos aseguraron que se había quemado con un candelero".
Ufología Espacial
Algo hay más allá de la atmósfera
(Tercera parte)
Oscar Lorenzo Ferreyra
San Martín – Argentina
Los ovnis se ven en la zona más externa del punto azul llamado Tierra. Y desde esa zona, desde el espacio profundo accedió el 30 de junio de 1908 lo que algunos rusos – ufólogos y científicos – dijeron que fue una astronave extraterrestre. Fue la catástrofe de Tunguska, en plena taiga siberiana. Según una versión, el objeto hizo una maniobra antes de explotar sobre la tundra. ¿Fue una nave de otro planeta? Seguro que en esa época no podía haber U-2 norteamericanos volando sobre la nación que ni siquiera era declarada todavía enemiga de los Estados Unidos. Pero los estudios son encontrados, ya que hay científicos que declaran – como lo hizo el fallecido Carl Sagan – que se trató de un pedazo de cometa. El 30 de junio del 2008, dentro de nueve años, se cumplirá el centenario de la explosión. ¿Tendremos ya una seria, comprobada y generalizada opinión oficial?...
En la década de los sesenta, el astrónomo y sacerdote jesuita argentino Benito Segundo Reyna, apuntó su telescopio para observar el navío espacial norteamericano ECO II. Allí estaba un ovni que lo esquivó por dos veces. La ufología espacial nuevamente de parabienes. Nunca se pudo saber qué fue "eso", pero podríamos aventurar: ¿una nave espía rusa?... ¿El Caballero Negro "del" ingeniero Sánchez? Esta observación fue testificada por el sacerdote que tenía reputación excelente dentro de la ovnilogía argentina. Alguna vez le escribió una carta a quien narra esto. Falleció en 1982, poco después de hablar por televisión en un programa del grandilocuente Fabio Zerpa.
Y en la Luna ocurrieron hechos "imposibles" testificados por astronautas soviéticos. Fue en la cara oculta del satélite. Este ufólogo está tras el detalle de esta información. Así que concluimos esta serie de artículos sobre ufología espacial, diciendo que volveremos con estas letras para aumentar el dossier, y aseguramos que en materia de ovnilogía general, el siglo veintiuno nos traerá sorpresas gratas en pro de la ratificación de este tema tan urticante... y quizás, con pruebas físicas de preponderancia...
(Fin del artículo)